La joven Mirra despreciaba el culto de Venus, y la diosa resolvió castigarla por la afrenta, despertando en su corazón un loco amor por su propio padre, el rey de Chipre.
Al descubrir la verdadera naturaleza de su sentimiento, la muchacha intento ahorcarse. Pero una vieja ama se lo impidió y, compadecida, resolvió ayudarla a seducir al rey.
Se realizaban en esa época las fiestas en homenaje a Ceres, diosa de la agricultura, y durante nueve noches las esposas no podían compartir el lecho conyugal. Valiéndose de la ausencia de la madre, y ayudada por el ama, Mirra se introdujo en el cuarto del padre, quien, ignorando que la mujer allí presente no era su esposa, correspondió intensamente a sus ardores. Pero, cuando descubrió haber poseído a su propia hija, Ciniras (tal el nombre del rey) quiso matarla.
Mirra consiguió huir, pero en todo lugar adonde iba era perseguida incansablemente por el padre. Cuando llegó la hora de dar a luz el fruto de la relación incestuosa, Mirra abrió los brazos al cielo y solicitó la protección de los dioses. Apiadándose por sus largos tormentos, los inmortales la transformaron en un árbol, la mirra, y de su corteza hicieron nacer a Adonis.
Admirada por la belleza del niño, Venus lo recogió y lo confió a las Musas.
(http://antepasadosnuestros.blogspot.ch/2009/08/mitologia-venus-y-adonis.html)